• Spotify
  • Mapa Covid19

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

Dejad que los perros ladren

Si la envidia fuera tiña, no te quedaría ni un solo pelo. Es éste un refrán que todos conocemos muy bien y quizá lo hayamos repetido un par de veces últimamente. A Harold Coffin, un famoso científico que también dedicó gran parte de su vida a la filosofía, le debemos una frase que desnuda la pobreza moral de algunos hombres: “La envidia es el arte de contar las bendiciones del otro en lugar de las nuestras”.

Otra frase que por error se le ha atribuido a Miguel de Cervantes es “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”. Tradicionalmente, ha sido utilizada para explicar que en muchos casos la crítica es por envidia al éxito del otro. Mientras “ladran” simboliza la murmuración de los ardidos, de los que no soportan la fortuna ajena, “cabalgamos” se entiende como la buena fama o la gloria personal y profesional que a alguien le acompaña.

Esto hace recordar aquel dicho de “perro no come perro, pero chiapaneco sí come chiapaneco”. Por desgracia, ese modo de pensar ha terminado por convertirse en un enorme obstáculo para el desarrollo de Chiapas.

A lo largo de la historia hemos visto cómo muchas carreras políticas destacadas han sido interrumpidas por el egoísmo y las confrontaciones entre hermanos. No son pocos los políticos chiapanecos que, cegados por el fracaso y la medianía, no aceptan que al otro le vaya bien. Nos cuesta reconocer que el que tenemos enfrente es mejor que nosotros. Eso nos provoca tanta tirria que ni siquiera buscamos hacer equipo.

La política es un terreno fértil para la intriga. Difamar y ultrajar al político que se va abriendo camino con base a su esfuerzo, trabajo y perseverancia, es lo más parecido que podemos encontrar al canibalismo. Descalificaciones y ofensas son parte de la guerra sucia contra los oponentes, incluso contra los miembros del mismo partido político.

 

GUERRA SUCIA CONTRA SALVADOR CAMACHO

Juan Salvador Camacho Velasco, quien está buscando ser candidato a la presidencia municipal de San Cristóbal de las Casas, es precisamente víctima de una campaña de calumnias en la que hay figuras políticas claramente identificadas y en la que en el fondo es uno: la envidia sobre un joven que se ha sabido ganar el afecto de la gente y el respeto de sus similares por ser congruente, por tener una auténtica vocación de servicio y por perseguir su anhelo de ser útil a la sociedad.

A Salvador Camacho lo han acusado incluso de acoso sexual en un intento inverosímil de socavar sus aspiraciones políticas. Lo último que se le achacó fue estar detrás de una maniobra política en contra de otro aspirante a la candidatura por la alcaldía de San Cristóbal. Pero cosa fácil es infamar y señalar. Comprobar es realmente lo difícil.

De lo primero, él mismo salió públicamente a dar la cara para desmentir los hechos. Al tratarse de una acusación de mucha gravedad, utilizó los medios a su alcance para aclarar que las conversaciones de WhatsApp en las que presuntamente ofende a una dama eran un infundio de sus adversarios. Prueba de ello es que hasta el momento no existe demanda penal en su contra y nadie, ni siquiera la supuesta acosada, ha salido a confirmar que el delito sí existe.

Lo otro se trata de un chantaje de Carlos Herrera, quien hace tres años traicionó a MORENA para contender por otras siglas partidistas. Hoy, al ver que su proyecto no convence ni a sus hijos, pues es un judas, quiere colgarse de la fama de Salvador Camacho para ser visible. Patético.

Juan Salvador es hijo del célebre político Manuel Camacho Solís, quien fue regente del Distrito Federal y el hombre que logró la Reconciliación en Chiapas ante el levantamiento armado del ejército zapatista en enero de 1994.

A pesar de lo que su padre significó y significa para la política mexicana, ha sabido brillar con luz propia y construir una carrera política que se distingue por su ideología de izquierda, por su carisma y por el sentido humano que imprime en cada una de sus acciones como servidor público.

Al separarse del cargo de diputado local, la fracción parlamentaria de MORENA perdió a su integrante más propositivo y crítico. Conducta que ha tenido desde que dio sus primeros pasos en la política. Recordemos que cuando fue regidor en el Ayuntamiento de San Cristóbal de las Casas (2012-2015), fue una de las voces más críticas de la administración del priista Francisco Pedrero Martínez, denunciando los actos de corrupción, los abusos de poder, el nepotismo y el evidente enriquecimiento ilícito de mencionado exalcalde.

Camacho fue un legislador de tiempo completo. Después de ganar la diputación, regresó con sus votantes, con los que hizo equipo y caminó durante el tiempo que duró su representación. Asimismo, desde la tribuna del Congreso del Estado denunció el abandono en que estaban las localidades de su demarcación y exigió para éstas obras de infraestructura, programas de asistencia social, de combate a la pobreza y justicia.

Importantes fueron sus gestiones e iniciativas, sobre todo las que tuvieron que ver con la protección del medio ambiente. Como la Ley de Residuos Sólidos, por ejemplo, que prohíbe la utilización de plásticos de un solo uso en los 124 municipios de Chiapas. Un aporte importante en la lucha contra el cambio climático y la contaminación ambiental. Y tampoco le tembló la voz al cuestionar a alcaldes y funcionarios corruptos, sin importar el partido político del que fueran.

Todo ese dinamismo le concedió la confianza de la gente. Es, sin lugar a dudas, el candidato idóneo que necesita MORENA para volver a ganar la alcaldía de San Cristóbal. Se entiende con los ciudadanos y tiene un fructífero trabajo político que lo respalda.

Absurdamente, a sus oponentes se les ocurrió para descarrilarlo inventar la intriga de que su candidatura sería una imposición de su primo Manuel Velasco Coello, exgobernador de Chiapas. Pero la acusación no tiene pies ni cabeza.

Para empezar, los intrigantes deberían saber que Salvador Camacho está separado ideológica y políticamente de su primo. Pues casi a la mitad de la administración de “el güero” Velasco, Camacho renunció al PVEM al ver que este partido se desviaba de los propósitos fundamentales de servir a la sociedad con honestidad, transparencia, respeto y obedeciendo los intereses colectivos.

Y cuando Velasco Coello hizo entrega del Sexto Informe de Gobierno, Camacho lo cuestionó con dureza: “Dejó mucho que desear, ya que no es escondiéndose de la ciudadanía como se rinden cuentas. Al contrario, se requiere dar la cara”, comentó.

Sobre la aprobación de la Cuenta Pública de su primo, dijo: “Vamos a analizar minuciosamente la Cuenta Pública y con que haya un ápice de error, votaré en contra porque vamos a defender el interés popular, el de los chiapanecos, no los intereses perversos de nadie”.

Con esos antecedentes, imposible creer que la eventual candidatura de Juan Salvador venga por imposición de Manuel Velasco, con quien tiene marcadas diferencias políticas.

 

DEJAD QUE LADREN

Juan Salvador Camacho tiene un futuro prometedor en la política, y eso es lo que sus enemigos gratuitos no le perdonan. Eso lo ha convertido en blanco de ataques y fuego amigo. Así es la envidia. Pero dejemos que los perros ladren. ¡Chao!

 

yomariocaballero@gmail.com

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *