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2 de octubre del 68 imposible olvidar

En la mañana del 2 de octubre se efectuó una entrevista entre los delegados del Consejo Nacional de Huelga y los representantes del Presidente de la República Lic. Andrés Caso y Jorge de la Vega, el hecho de que se hubieran iniciado las pláticas con el Gobierno había introducido en el Movimiento Estudiantil cierta confianza en que la ola represiva de los días anteriores no sería repetida por las autoridades federales.

Por esa razón se acordó no suspender el Mitin que se había convocado para la Plaza de Tlatelolco. El acto de masas se inició a las 17 horas con treinta minutos con la asistencia de más de 15 mil personas entre las que se encontraban ferrocarrileros, electricistas, comerciantes, estudiantes, amas de casa, periodistas nacionales y corresponsables extranjeros.

A las 6 de la tarde con 10 minutos un helicóptero que sobrevolaba la plaza arrojó una luz de bengala, sin ningún aviso, el ejercito que se había acercado sigilosamente a las inmediaciones de la zona habitacional, empezó a disparar indiscriminadamente sus armas de grueso calibre contra los manifestantes ahí reunidos en el gran mitin.

Previamente el escuadrón Olimpia había tomado el edificio Chihuahua y desde ahí efectuó disparos contra la multitud reunidos en la explanada, en tal forma que los asistentes al acto político convocado por el CNH fueron arteramente atacados a dos fuegos.

El tiroteo entre los mismos elementos de las fuerzas armadas duró hasta la una de la mañana del día siguiente, varios edificios fueron ocupados y cateados por el ejército. Miles de estudiantes fueron detenidos y conducidos a las delegaciones policiacas, la cárcel preventiva, la penitenciaría de Santa Martha Acatitla, así como al Campo Militar número uno.  De acuerdo a la teoría del Mtro. Enrique Ávila Carrillo y Efraín Gracida Camacho, se calcula que la operación fue ejecutada por unos cinco mil soldados de infantería apoyados con tanquetas y otros modernos equipos de guerra. El número de muertos y heridos nunca pudo ser establecidos con veracidad debido al ocultamiento de datos que el Gobierno Federal efectuó. Sin embargo, cálculos conservadores estiman en varios centenares de muertos y desaparecidos en esta acción militar del ejército mexicano. El poder ejecutivo federal optó por acudir a la represión violenta y no dialogar.

Con esta masacre el Movimiento Estudiantil declinó y algunos meses después se disolvió ante la cerrazón de las Autoridades.

Aquel 2 de octubre, miles se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas, a donde arribó también el ejército con el pretexto de vigilar la seguridad, ante el temor de cualquier disputa o riña. Los miembros del Batallón Olimpia, para no ser detectados, vistieron de civiles y portaron un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda para identificarse. Su objetivo fue infiltrarse en aquella manifestación y llegar al edificio Chihuahua, lugar donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.

Ese día los estudiantes expusieron seis demandas, las cuales eran consecuencia de eventos violatorios de los derechos humanos por parte de la policía y las fuerzas armadas desde el inicio de la protesta estudiantil; particularmente en respuesta a la ocupación militar y policial de planteles escolares bajo la justificación que encontraban en la riña entre alumnos de la vocacional 5 y la preparatoria particular Isaac Ochoterena, el 23 de julio de 1968. Las demandas que se consensuaron y expusieron ese 2 de octubre fueron:

*Libertad de todos los presos políticos.

*Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal.

*Desaparición del cuerpo de granaderos.

*Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías.

*Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto

*Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.

Minutos antes de las 6 de la tarde de ese día, el mitin estaba casi por finalizar cuando un helicóptero comenzó a sobrevolar la plaza. Desde él se dispararon bengalas, siendo ésta la señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia comenzaran a abrir fuego sobre la gente reunida; estudiantes, madres, hijos, profesores, obreros. En medio del caos, toda la población civil ahí reunida corrió por la Plaza de las Tres Culturas y las inmediaciones del edificio Chihuahua, tratando de protegerse. Manifestantes que lograron escapar del tiroteo se refugiaron en los departamentos de los edificios, pero esto no los salvó; sin orden judicial, los soldados irrumpieron en los departamentos para capturar a los jóvenes que se habían ocultado en ellos.

El número oficial de muertos por la masacre ascendió a 30; en los hospitales se reportaron 53 heridos graves; se calculó que el número de detenidos en el Campo Militar Número Uno llegó a dos mil; sin embargo, con el paso de los años, diversos testimonios, acceso a archivos y expedientes sobre aquel movimiento, las cifras demostraron ser otras. El reporte de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, difundido en 2006, mencionó que no es posible dar una cifra exacta, aunque en su informe consignó alrededor de 350 muertos.

Con la consumación de esa terrible matanza el Estado Mexicano realizó graves violaciones a los derechos humanos, como los siguientes: Derecho a la vida, Derecho de libre expresión, Derecho a la seguridad jurídica, a la libertad, Derecho a la legalidad, Derecho a la procuración de justicia de los agraviados y sus familias, Derecho a la integridad personal, Derecho a la protección contra la detención arbitraria. 

Soldado qué estás haciendo,
del lado del opresor,
tu puesto está con el pueblo,
el pueblo trabajador.
Por un sueldo miserable,
jalando el gatillo vas,
contra tus propios hermanos,
que buscan la libertad.
El pueblo te paga el rancho,
la mochila y el fusil,
en el surco se desangra,
y en la fábrica por ti.

Tendrás que estar con el pueblo

a la hora de la verdad,
cuando suenen los clarines

que anuncien la libertad.
Tienes un hermano obrero,
y otro que es labrador,
no puedes asesinarlo,
convirtiéndote en traidor.
Vienes de la misma cuna,
de donde el obrero nació,
si traicionas a tu clase,
no tienes perdón de Dios.


Tomado de AlbumCancionYLetra.com

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